A continuación, podrás todo sobre la biografía de Bartolome Esteban Murillo.
¿Quién es Bartolome Esteban Murillo?
Bartolome Esteban Murillo fue un exitoso artista barroco español que vivió en Sevilla. De entre sus obras, destacan en las cuales retrata a niños de la época en situaciones de la vida cotidiana.
Todo sobre su historia

Biografía de Bartolome Esteban Murillo: Sus inicios
Bartolomé Esteban Murillo nació el 31 de diciembre de 1617 en Sevilla. Su padre era Gaspar Esteban, un barbero-cirujano, y su madre María Pérez, siendo él el menor de sus catorce hijos. El artista siguió la costumbre tradicional andaluza y adoptó el apellido de su abuela materna, Elvira Murillo.
Su familia gozaba de una cómoda posición social en la ciudad de Sevilla. Por desgracia, Murillo quedó huérfano a la edad de diez años cuando sus dos padres fallecieron en unos pocos meses de diferencia entre el uno y el otro, en 1627 y 1628.
El pequeño Murillo pasó entonces a vivir con su hermana mayor Ana y su esposo, Juan Agustín Lagares, también un barbero-cirujano de la ciudad.
Afortunadamente para Murillo, había nacido en una familia de artistas y no tuvo demasiados impedimentos para desarrollar su pasión. Su tío, Antonio Pérez, era un pintor casado con la hija de otro exitoso artista sevillano llamado Vasco de Pereira. Además, todas las hijas de su tío también se casaron con pintores.
Probablemente debido a haber estado expuesto a las artes visuales desde una edad muy temprana, a los doce años, Murillo pasó a ser el aprendiz de un pintor local llamado Juan de Castello.
No se sabe mucho sobre los primeros años de Murillo como estudiante de arte y pintor. Solo que en 1633, el joven de quince años redactó un testamento en preparación para un viaje a las Américas donde varios miembros de su familia ya habían emigrado. Aunque parece que nunca llegó a realizar este viaje.
En Sevilla, Murillo comenzó como artista profesional pintando decoraciones para festivales y creando obras de arte para exportar a las Indias. Los relatos contemporáneos sugieren que Murillo también pudo haber visitado Madrid durante este período, lo que habría resultado muy inspirador para el joven artista.
El despegue de su carrera como artista
En el año 1645, Murillo se casó con Beatriz Cabrera y Villalobos, una mujer adinerada y socialmente prominente con quien tendría once hijos en el fututo. Además, ese mismo año recibió su primer encargo importante para un convento: una serie de pinturas que ilustran los milagros realizados por santos de la orden franciscana.
San Francisco confortado por un ángel

Aquella comisión fue la primera de una verdadera avalancha de encargos. Durante la siguiente década, Murillo crecería rápidamente como artísta y sobrepasó en popularidad a su rival más importante, Zurbarán, convirtiéndose así en el pintor más popular de Sevilla.
Durante estos intensos años, Murillo se mudaba con relativa frecuencia, probablemente para hacer frente a los nacimientos (y muertes) de sus hijos. Además, también tuvo que soportar una plaga de peste desastrosa en 1649 y un levantamiento de trabajadores textiles en 1652. Fue una época muy ajetreada para Murillo como artista y en 1656, tuvo el honor de pintar el retablo más grande de Sevilla «San Antonio de Padua».
San Antonio de Padua

En abril de 1658, Murillo viajó a Madrid como solían hacer el resto de los pintores más importantes de España.
Allí probablemente esperaba que Velázquez le pudiera encargar algunas comisiones para la familia real, pero dado que Murillo ya había regresado a Sevilla en diciembre de ese mismo año, esta aspiración obviamente no se cumplió. Sin embargo, mientras estuvo en Madrid, tuvo la oportunidad de estudiar las colecciones reales y las pinturas de Velázquez, las cuales tendrían un gran impacto en sus futuras obras.
Ya de vuelta en Sevilla, en 1660, Murillo pudo ver finalmente uno de sus sueños de toda la vida cumplido, el establecimiento de la primera academia de arte en España por la que tanto había luchado. La Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, abrió sus puertas en Sevilla.
Siguiendo el modelo de las escuelas de arte en Italia, los primeros patrocinadores de la Real Academia fueron los mecenas de Murillo, el Conde de Arenales y, a partir de 1673, el Marqués de Villananrique. Murillo, junto con el artista sevillano Francisco de Herrera, fue elegido primer presidente de la Academia.
Sin embargo, a partir de 1663, el artista Juan de Valdés Leal asumió el cargo de presidente y Murillo se alejó poco a poco de la academia. No se sabe bien la razón por su desconexión con la academia, tal vez fue por su disgusto o tal vez porque estaba demasiado ocupado con sus encargos.
A lo largo de la década de 1660, los honores y los elogios se siguieron acumulando para Murillo. Llegó a ser el único pintor español cuyas obras eran conocidas fuera de España, incluso el propio Velázquez no pasó a ser ampliamente conocido fuera del mundo hispano hasta el siglo XIX.
En 1662, fue admitido en la Venerable Orden Franciscana Tercera, donde curiosamente un documento de registro lo acredita como un «pintor famoso y admirado por Europa, donde solo en España, su tierra, es desconocido y no tan estimado».
Biografía de Bartolome Esteban Murillo: Sus últimos años
La popularidad de Murillo no disminuyó hacia el final de su vida, como si lo hizo para otros artistas como Zurbarán. Sin embargo, no tuvo tanta suerte con su vida personal, ya que después de mudarse en 1663 a la parroquia de San Bartolomi, su esposa falleció.
A pesar de esta tragedia personal, la década de 1660 resultó ser el período más ocupado de toda la carrera de artística Murillo. Sus retratos de esta época se consideran a día de hoy como los mejores de su carrera y también durante este período, Murillo pintó la mayoría de las imágenes relacionadas con niños por el cual es tan conocido.
El buen pastor

Todo lo que sube, tiene que bajar y lo cierto es que en el caso de Murillo esto fue literal.
En 1680, Murillo recibió un encargo para pintar el retablo principal para iglesia de los Capuchinos en Cádiz, un gran honor para cualquier artista. Sin embargo, un día mientras trabajaba en lo alto de un andamio, ocurrió el accidente que todos los artistas temen: Murillo cayó. No murió en el acto, pero desgraciadamente falleció unos pocos meses después debido al terrible dolor.
Murillo murió el 3 de abril de 1682 en Sevilla. Fue enterrado frente a su pintura favorita de acuerdo con su testamento: el «Descendimiento de la cruz de Pedro de Campaña» en la Catedral de Sevilla, el mismo lugar de enterramiento que Cristóbal Colón.
Obras de Bartolome Esteban Murillo
Los cuadros y pinturas de Bartolome Esteban Murillo son de especial importancia para la historia del arte barroco español. A continuación, te mostramos una pequeña galería de sus mejores obras.
Inmaculada de Soult Joven mendigo La virgen del rosario Mujeres en la ventana Sagrada Familia del pajarito Vendedores de fruta
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